Thursday, October 26, 2006

3. NUEVA POESÍA HISPANOAMERICANA.


4ª Edición. Lord Byron Ediciones
COMPILADOR: Leo Zelada

Varios Autores: Belquis Ivonne Barés, Diego Muzzio, Graciela Zolezzi, José Geraldo Neres, Alfonso Chase, Santiago Azar, Patricia Lara Arriagada, Juan Carlos Morales, Julio Torres-Recinos, Juan Carlos Gómez Rodríguez, Jaime Siles, Humberto Ak’abal, Jeannette L. Clariond, Miguel Hernández Madero, Ernesto Lumbreras, Miguel Ildefonso, Enrique Verástegui, Arturo Carrera, Pedro Nazar, Maribel Sánchez-Pagán, Leonor Carrasquilla Castello, Germán Nogueira Gómez, Roberto Bolaño, Raúl Zurita, Ernesto Proaño Vinuesa, Felipe Benítez Reyes, José Daniel Palma Llera, Luis Antonio de Villena, Carmen Ávila Jaquez, Selfa A. Chew, David Huerta, María Elena Solórzano, Héctor Ñaupari Belupú, José Watanabe, Manuel Lozano, Silvia Graciela Oliverio, Aníbal Crespo Ross, Raúl Gómez Jattin, Zoé Valdés, Lionel Henriquez B., Bertha Mendoza Tapia, Otoniel Guevara, Teresa Domingo Cátala, Leopoldo María Panero, Tino Villanueva, Francisco Azuela, Humberto Garza, José Martín Hurtado Galves, Lucía Yépez Villafuerte, Carlos Oliva Valenzuela y, Leo Zelada.

Lima, Mayo de 2004

POEMAS ANTOLOGADOS de Lionel Henriquez B. .

1. PROYECCIÓN (o una muerte anunciada)

Desde el umbral de la ventana
llovieron pétalos de luces
hacia los rincones de mi habitación.

Caminé por los corpúsculos de oro
desde mi espejo enclaustrado
hasta los pasillos de mármol,
esqueleto de la capilla.

Sobre túnicas endiosadas
respiraron campanas,
al enseñorearse
en mis ojos
cuerpos y rostros
perfilados.

Se hilaron a la zaga de una aguja,
penetrando por mi coronilla.
Viajaron por los nichos
de la médula y de la sangre
en busca de mis pies.

Hilvanaron mi cuerpo
a la loza empotrada
en la Tierra de otros Dueños.

Ahí, en la soledad del laberinto,
los rincones de mi habitación
se pintaron con sangre,
en los Libros del Silencio.

Y sólo ahí, la ventana
me abrió sus cortinas a la oscuridad.


2. DESDE UNA VENTANA

Desde las puertas del horizonte
bebiste en sosiego la savia de la oscuridad.
Y el ánfora ocupada por tus cenizas
recibió el calor de la resina
diluida por mis manos.



El sudor del cielo subió por arterias
transportando tus enhebrados dolores
desde el corazón de la Tierra.

Latieron mis sienes migratorias
al resbalar las empantanadas angustias
por la límbica garganta del ánfora.
Y al embeberme en los sueños
de los falsos agoreros,
en mis palmas
lloró el cántaro mortuorio.

Caminando en vaivén con pies desnudos
entre mis retinas, la Matriz y las Esferas,
las cenizas de los Augures
alimentaron mis visiones,
reordenando tu vacío
en la fogata del Firmamento.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home